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18/12/12

Pequeño cuento


Ella lo busca entre la gente, esperaba encontrarlo en los alrededores de la rambla.
Muchas veces hubiera querido ir a ver como bailaba, así que hoy iba a remediarlo.

No hay rastro de él, ni de ninguna música de baile.
Entre el bullicio de gente decide seguir su camino calle arriba.

En la distancia reconoce un calzado, el más cómodo, 
y unos pantalones de pana, sus preferidos para los fríos inviernos.

A medida que se acerca allí lo encuentra, sentado en un banco.
Ella se sienta junto a él alegre de haberlo podido encontrar finalmente.

Puede que hoy no sea día para bailar sardanas, él lamenta.
Pese a todo, el bonito día de sol acompaña a pasar un rato en la calle 
y hablar de viejas historias.

En ocasiones recuerda su pasado, que se quedó en otra España, 
su juventud en un pueblo manchego, su servicio militar en Madrid.

Destinada su vida a la eterna juventud, sigue siendo un alma libre.
Pasó noches en bares llenos de música y guitarras sin tregua,
ahora pasa días de largos paseos y recuerdos, 
conservando aún en su memoria cada nota y melodía de aquellas canciones.

Sus ojos azules siguen brillando entre su espeso cabello blanco.
Sus dedos siguen vibrando al tocar cada cuerda de su laúd.
Su música sigue, eternamente viva, en su corazón. 


(Hacía tiempo que no me animaba a escribir,
olvidé que lo más cercano es lo que más nos inspira)









16/12/11

Navidad


Calles de fiesta, de luces y colores… Barcelona está maravillosamente iluminada en Navidad y L’Hospitalet también, brillando con luz propia y augurando unas fiestas llenas de amor y besos, por eso podemos leer en grande en la plaça de l’Ajuntament… “Diu la tradició que sota el baix grèvol (muérdago) poden passar grans coses… al dessota d’aquest volem que et facin un petó ben gros”. (Aún espero el mío!!!)

Solemos decir que cuando falta gente a la que quieres ya no vives momentos en familia sin poder recordar que ya no están y no sentir tristeza. Y es cierto, por eso la Navidad en casa cambió hace unos años. Sin embargo, mi madre volvió a decorar el piso, simplemente porque a mí me gustaba, y simplemente porque era una manera de hacernos sentir que la Navidad una vez más había llegado.  

Y junto con mis miles de adornos comprados en Roma, hace tres años lleno mi habitación de papa noeles, velitas, piñas de colores… y vivo la Navidad como otras fiestas más, otro año más mayor, otro año más vivido. Pensando en mis propósitos de año nuevo, haciendo retrospectiva de lo vivido. Comprar regalos no será lo más importante porque el detalle siempre es lo que cuenta y prefiero algo sencillo pero muy sincero, ajustado a mi economía low-cost. Y tampoco pidiendo regalos, sencillamente porque por suerte mi vida abunda de todo y no hay grandes cosas que necesite. Pero siempre deseando que lo bueno siga... siga ahí, algo de salud y, por qué no? mucho amor.  

Este año se prevé un final de diciembre frío, más de lo habitual en los últimos años, y por eso quizás vista unos guantes y un gorrito cuando vaya a la Fira de Santa Llúcia o cuando me aventure una tarde a adquirir algún sencillo y bonito regalo.  O quizás saque del armario alguna vieja y calentita bufanda que aún no he usado. Escucharé también alguna antigua canción navideña y recordaré tiempos pasados. E incluso, comeré algo de turrón y por supuesto, muchos canapés de los que prepara mi padre.

Pero también, como cada año, me sentaré en la mesa con los de siempre, con los que de momento no deben faltar, mis padres, mi hermana, mi tío y mis abuelos, los que se quejarán porque no querrán salir de casa, pero que acabarán viniendo. Y así comer todos juntos y  recordar a mi tito que ya no está, pero disfrutando juntos los que aún seguimos aquí. 



13/6/11

Cumpliendo 25


Un 13 de junio de hace 25 años, a las 16h de la tarde aproximadamente de parto prematuro (con tan sólo 7 meses), nacerían ellas, Lara fue la primera y 15 minutos más tarde lo haría Ester.

Éramos traviesas, corríamos, saltábamos, una seguía a la otra, nunca quietas y siempre juntas, en la guardería, en el cole... en el día a día. A mi madre le gustaba vestirnos iguales pero de diferente color, aunque a pesar de eso, siempre nos confundieron, las 2 éramos 1, Ester más movida, Lara más tranquila. 

Hicimos ballet, clases de música, coral… pasamos veranos maravillosos en García (Tarragona) y fuimos creciendo y estudiando siempre en coles privados de L’H (Nuestra Sra de Fátima, Tecla Sala y Jaume Balmes).

Los años pasan y me siento cada día más unida a ella. Con el tiempo valoras más el cariño de un hermano, y en nuestro caso, a medida que crecemos nos apoyamos más (aunque también discutimos más). No sabría estar sin ella, y ella sin mí tampoco, ¿qué harás cuando me vaya a Londres? y qué haré yo sin tí...? Cuando me quiera comprar ropa... ¿a quién se la enseñaré y le pediré opinión?

Sin darnos cuenta, nos llegan los 25, demasiados para querer vivir muchas más cosas, o demasiado pocos para vivir todavía mucho más. A la vez muchos y a la vez muy pocos… Para ser siempre jóvenes, ser siempre fuertes y valientes. De corazón alegre, siguiendo a esa canción que nos sea cantada y siempre abiertas a la realidad que nos rodee.

No sé a vosotros, pero a mí los 25 ya me gustan, hace tiempo que los voy sintiendo míos. Chica de 25, trabajadora, estudiante, soltera, un tanto soñadora y de mente abierta. Que además está a punto de cumplir otro de sus sueños propio del espíritu viajero que le caracteriza (culpa y solo culpa de esa ciudad llamada Roma).

Espero no defraudar a esta gran cifra, eso sí, aviso desde ahora que hay cosas difíciles de cambiar, y por eso no dejaré de ser la Lara conocida, aunque prometo intentar dar a conocer esa parte de Lara aún desconocida. 

Dedicado a mi "Barbie", mi morena de paso acelerado... Qué cumplas muchos más y sean siempre a mi lado.